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Editor: Neville Blanc

Wednesday, May 25, 2011

LIBROS DE ROBERTO AMPUERO



Roberto Ampuero desclasifica sus relaciones con sus libros y personajes
Del detective Cayetano Brulé, su gran creación literaria, cuenta cómo ha ido cambiando: “Comenzó a establecer otro tipo de relaciones con las mujeres, de aprendizaje, donde ellas establecen que la colaboración entre ambos no puede ser sexual”. Su próxima novela tendrá al personaje husmeando en Marruecos, a donde él viajará. Ahora está en Chile por unos días, tomando apuntes en su agenda naranja...
por: Ana Josefa Silva V.,



La Segunda miércoles, 25 de mayo de 2011
El autor con la colección que se lanza hoy en "La Segunda".
Foto Fernando Herrera


Está en Chile por su cátedra en la U Finis Terrae, pero en un par de semanas debe regresar a Iowa, donde acaba de convertirse en el primer hispano en ser incluido en el Literary Walk de Iowa City, por decisión del gobierno local. Es una de los 3 que la Unesco tiene en el mundo. Allí hay una placa de bronce con el nombre de Roberto Ampuero y una cita.

Con “Nuestros años verde olivo” parte hoy la colección de 10 de las novelas del renombrado escritor chileno que aparecerán los miércoles junto con “La Segunda”. La novela está siendo traducida al francés y aparecerá en Francia de aquí a un año.

Los siguientes títulos son “¿Quién mató a Cristián Kunstermann?”, “Pasiones griegas”, “El alemán de Atacama” (que está siendo traducido al alemán y editado en Taiwán), “Los amantes de Estocolmo”, “Cita en el azul profundo”, “El hombre golondrina”, “Halcones de la noche”, “La guerra de los duraznos” y “Boleros en La Habana”.

A propósito de este lanzamiento conversamos con el autor sobre sus personajes, los temas que mueven sus novelas y cómo se ha relacionado con ellos.

En estos días en Chile, Ampuero circula con su libreta color naranja (“así no se me queda en ninguna parte ni se me pierde”), tomando apuntes. Aunque su próxima novela tendrá a Cayetano Brulé husmeando en Marruecos, a donde él viajará. “Pero no tiene nada que ver con la primavera árabe. Hay algunos escenarios de ese mundo: Marruecos y Estambul”.

De Chile, dice que la historia de los años pasados le interesa siempre desde una perspectiva de la actualidad. “No me atrae escribir el Chile del pasado anclado en el pasado. Me interesan los dos Chile: el próspero de hoy que lanza una mirada sobre el pasado, pero sin olvidar el hoy, desanclándose del pasado”.

Cayetano: un soft detective

—Cayetano Brulé, ¿cómo ha ido evolucionando desde que surge como el detective porteño con pasado cubano?
—El viene de una conversación que tuve con Manuel Vázquez Montalbán en Barcelona, durante un almuerzo maravilloso. Me dijo que Carvalho (el detective de la obra del escritor español) va envejeciendo con los años y eso fue importante para mi personaje también. Para mí ha sido un desafío y un placer mostrar un Cayetano que va cambiando.

—Si tú lees “¿Quién mató a Cristián Kustermann” o “Boleros en La Habana”, que son mis primeras novelas, Cayetano tiene una visión sobre la mujer, propia y típica de la novela negra de los años 30, de Chandler y Hammet. La mujer objeto, que solo puede ser valorada en términos físicos, como esperando al héroe.
—El primer Cayetano funcionó en esa tradición cultural... Luego rompió con eso y comenzó a establecer otro tipo de relaciones con las mujeres. Una relación de aprendizaje, donde ellas establecen claramente que la colaboración entre ambos no puede ser sexual. Cada cual puede trabajar un caso (por ejemplo, la mujer periodista, y él, investigador) con un respeto profesional. Cayetano sigue desarrollándose en ese sentido. Es capaz de escuchar a las mujeres. No es un hard detective... es un soft detective...

—Por eso también tiene tantas lectoras. La novela negra, por lo general, es leída por hombres. Cayetano, en cambio, tiene muchas lectoras y está determinado, creo yo, porque tiene esta relación diferente de diálogo con mujeres. En un momento te planteas si sigues describiendo a la mujer en la tradición de novela negra...
Yo la reviento esa tradición, la rompo, porque me digo: esto significaría que en Cayetano el 50% de los personajes (mujeres) van a obedecer a una tradición que no es la forma que yo veo a la mujer.
—Pero lo esencial es ese Cayetano que tiene un vínculo con el mercado del puerto de Valparaíso, que conoce feriantes... pero que investiga en París, Berlín y Nueva York. Esa versatilidad le da su identidad a Cayetano.

Lidiando con los títulos

Ampuero dice que las novelas son como los hijos.

“Muchas veces está por nacer y aún no tiene nombre. Hay novelas como «Nuestros años verde olivo», con las que pensé mucho tiempo en su título. En un momento iba a ser «Los años verde olivo», pero hablando con José Goñi, en ese tiempo embajador en Estocolmo, me hace una gran sugerencia: «Tiene que ser más generacional; es NUESTROS años, porque incorpora a una gran generación de jóvenes chilenos»”.

“Así se dan los títulos. Hay algunos que nunca te dejan tranquilo”.

“Si lo piensas bien, «¿Quién mató a Cristián Kustermann?» es la confesión de que no hay título, porque en las novelas policiales siempre se trata de saber quién mató a quién. Y es que ese era el título de trabajo que yo tenía cuando la novela ganó el concurso de «El Mercurio»”.

Recuerda con orgullo quiénes dirimieron ese año. “Estaban José Donoso, Jorge Edwards y Ana María Larraín, el mejor jurado de la historia de Chile. Y no se equivocaron... Vamos a ser modestos: no se equivocaron en el sentido de que había una proyección... 17 años pasaron y sigue vigente lo que hay escrito. Ellos dijeron: acá hay algo y está recién naciendo”.

—Hubo también una cierta audacia en ese jurado porque la novela negra necesitaba un revival. No puedes leer a Chandler para siempre y casi no había detectives chilenos...
—Ni lectores... Los agentes literarios hacían esta recomendación: no escriban novela negra; no tiene llegada al lector.
El título “Boleros en La Habana”, dice, “salió muy rápido”.

“Esa novela la escribí enteramente escuchando bolero y música del Caribe. Los boleros tradicionales son los que la activan. Luis Miguel con esa gran colección... «Contigo en la distancia»... Pero también me gustó la voz de Leo Marini”.

Y recuerda que en la capital cubana, donde él vivió, estaba “El gato tuerto”, donde tocaban bolero todas las noches. “Tocaban feeling, que es un bolero más ajazzado... Ahí conocí a Paquito D’Rivera. Nos conocimos en Cuba y nos reunimos en Estados Unidos y Chile”.

En cambio, cuenta que “«El alemán de Atacama» fue un título complicado. «Cita en el azul profundo» fue un gran título porque juego con el nombre del restorán (en Bellavista). Ahí estuve el otro día y los libros están en la entrada. Lo divertido es que lo lancé en ese lugar y nunca más había entrado. Ahora fui y el cocinero me dice: «¡Roberto Ampuero!»... él se acordaba perfectamente”.

“El título que siempre me gustó es «Halcones de la noche». Ese surge porque dentro de la novela hay referencia a un cuadro de Edward Hopper: Nighthawks. En ese cuadro, que es muy famoso, aparece en una esquina un bar vacío; una pareja, un hombre sentado de 30 o 40 y otro limpiando los platos. En mi novela los personajes entran en ese cuadro...”.

“El tema de las relaciones es algo que voy a seguir explorando”

—¿Alguno del que te hayas arrepentido?
—Mira: “Los amantes de Estocolmo” tiene fuerza y “El caso Neruda” está bien. El que siempre fue muy difícil fue “Pasiones griegas”. Tengo la impresión de que no dice nada de lo que hay dentro y es un gran viaje de un hombre que busca a su esposa y llega a las islas griegas... Y no hay nada de eso en el título y yo creo que no invita a leer en ese sentido. Pero le ha ido bien.

De su obra, Ampuero tiene claro que se divide en tres grandes grupos: la novela negra de Brulé, las políticas y las de pareja cosmopolita, como “Los amantes de Estocolmo”, “Pasiones griegas”, “La otra mujer”.
“En estas últimas, el tema de las relaciones es algo que voy a seguir explorando. Es el gran tema de la sociedad moderna: los desplazamientos geográficos y cómo se tensa la relación entre mujer y esposo, donde la sociedad cambia y la mujer es más protagonista y el hombre se siente incómodo. Cómo se expresa en el amor y la comunicación; los celos, la infidelidad... Es un tema que quiero explorar...”.

“El carácter de la mujer chilena es muy fuerte, decidido. (...) Acá son de armas tomar”

Su propia experiencia le dice mucho: en Berlín, donde trabajó durante 13 años en una revista especializada en asuntos latinoamericanos, se relacionó con periodistas muy empoderadas. “Mujeres que llegaron con su agenda, planteamiento, sin dubitaciones... uno que es latinoamericano llega con otra visión”.

Luego se casó con una embajadora, su mujer actualmente. “En el mundo existe la palabra LOS embajadores y la agrupación de damas diplomáticas; un hombre esposo de embajadora queda en el aire...

“Cuando llegas a Chile, en términos estadísticos no hay comparación. Pero la matriz de la formación está en mano de mujeres. Y además, está esa capacidad de ruptura de las mujeres... En la experiencia de Allende, los sectores que estaban en contra de él los primeros que salen a la calle y crean una situación de inestabilidad son las mujeres. Y también bajo el régimen militar las primeras que salen a la calle son las mujeres y crean inestabilidad para el régimen.

“El carácter de la mujer chilena es muy fuerte, decidido. Se nota en su voz, el tono y la vehemencia con que habla... Es admirable... Acá son de armas tomar”, se ríe.

Sus novelas “regalonas”

—Aunque sean como tus hijos, habrá algunos de tus libros a los que les tienes especial cariño...
—Regalones son como tres: “¿Quien mató a Cristián...?”, porque fue la primera novela, con que se abrió todo esto y con ese jurado genial. Esa novela tiene una cosa ingenua, alegre, de alguien que está disfrutando lo que hace sin experiencia previa: lo agradezco y me encanta.
—A mí me gusta mucho, en el ciclo de novela de pareja, “Pasiones griegas”. Me produjo gran pasión escribirlo y los lectores me dicen hasta por facebook si va a continuar, porque tiene un final abierto. Y es que terminó ahí, pero releyéndola me di cuenta de que tienen toda la razón, hay una llamada al final que tiene muchas interpretaciones.
—Y “Nuestros años verde olivo”...

Sobre esta última, no olvida cuando apareció la foto de Raúl Castro con la novela en la mano, presentándosela a la Presidenta Bachelet. “Para mí, como escritor, es muy emotivo... Se supone que esa es una novela que en ese país no existe... De pronto ver eso... El poder de la literatura está muy bien retratado en esa foto. Yo ese libro lo escribí con honestidad total, contando la historia novelada de mi vida para amigos, familia...”.

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