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Editor: Neville Blanc

Sunday, January 31, 2010

En la cultura hay siempre algunos sectores que resisten a todo


Actualidad El panorama cultural según el Premio Cervantes
Jorge Edwards: "Si hubiera un ministro de Educación y Cultura, mejor"


Votó por Piñera, otra vez lo declararon "persona non grata". El autor de "La Casa de Dostoievski" apuesta por un Estado subsidiario que se ocupe más de fomentar al lector y espectador, que de becar al escritor y al artista.

El Mercurio Artes y Letras domingo 31 de enero de 2010

Juan Ignacio Rodríguez Medina
Nació en Santiago en 1931, y aunque piensa que "puede ser una cosa de viejo", al juzgar la realidad cultural actual, recuerda que cuando tenía veinte años podía ver a los grandes directores de orquesta de la época (Von Karajan, Celibidache), a los grandes pianistas (Gieseking, Arrau, Rubinstein), y disfrutar en el teatro Experimental de la Universidad de Chile, el de Ensayo de la Católica y otros, del teatro del mundo ("en todas las lenguas, Shakespeare, Molière, todo").

En la misma columna en que anunció su voto por Sebastián Piñera y en otras, Jorge Edwards ha expresado su desencanto con la Concertación y, en particular con lo hecho en la política cultural: en el tiempo del régimen militar -ha escrito- hubo un apagón cultural, y ahora existe una "luz mortecina", "con demasiadas ramificaciones folclóricas, populistas".

-Aunque ha reconocido avances, también ha dicho que se han hecho cuestiones más bien "superficiales" y ha predominado el "guitarreo": ¿cuál es su juicio sobre la realidad cultural de Chile y sobre el trabajo de la Concertación?

"En la Concertación se ha conseguido plata para la cultura y se han hecho muchas cosas, no se puede negar. Pero mi impresión es que la plata ha ido sobre todo al mundo de las becas: para artistas, para escritores, qué sé yo. Está muy bien eso, pero creo que genera la tendencia a que todos sean escritores y no haya ni un lector, o que todos sean artistas pero no haya contemplación del arte. Es muy difícil para Chile ser un país culturalmente desarrollado, porque es muy caro y muy lento, se necesita tener libros, bibliotecas surtidas, con presupuesto, museos con dinero para poder comprar pinturas, tener orquestas, tener vida musical".

-¿Cuándo se perdió esa vida cultural que usted recuerda de su juventud?

"No sé cuándo se perdió, creo que por los años sesenta. Había música, teatro, librerías bien surtidas. De repente dijeron que había que ponerle IVA a los libros, en la dictadura, y que el producto de eso se iba a dedicar entero a fomentar la cultura y eso nunca ha pasado. Ahora en Chile hay pocos libros y las librerías tienen grandes dificultades. Esto se debe a que el mercado es muy chico, lo que impide la edición a escala, que es lo que permite tener libros más baratos; una piratería fenomenal (mercado chico, libro caro, piratería); y un IVA muy alto, es el más alto del mundo después del de Israel. Nadie se atreve a traer libros a Chile, salvo que sean best sellers , traen lo más seguro y lo más fácil. Eso para la cultura chilena tiene un efecto fenomenal, porque hace que estemos alejados no sólo geográficamente, sino además alejados culturalmente, a grosso modo , del pensamiento contemporáneo: económico, político, filosófico, científico, lo que sea".

"Educación y cultura son cosas que van juntas"

El libro y la consecuente lejanía de la reflexión actual lleva a Edwards a otro entuerto: la educación. Cita un artículo de Pedro Gandolfo que relaciona la educación y la cultura: "Yo creo que eso es profundamente lógico, educación y cultura son cosas que van juntas en todos los países del mundo. Por ejemplo, en mi último viaje a Madrid quise ver de nuevo el Guernica de Picasso. Fui y había por lo menos tres colegios, los niñitos y niñitas sentados en el suelo y la profesora paseándose y explicando el cuadro. Ahí se ve una relación entre la educación y la cultura, porque ese cuadro es la guerra civil española, es historia, es arte, es vanguardia estética, muchas cosas. Yo creo que se necesita una política que relacione la educación con la cultura y que haga que las instituciones culturales funcionen como tales y que no se preocupe tanto de dar becas. Si no se trata de eso, se trata de que el ambiente permita conocer las cosas, permita cultivarse uno, forme lectores y que haya, entonces, escritores que vivan de su trabajo más que de premios".

-Dadas todas esas falencias: ¿qué expectativas le genera el gobierno de Piñera?

"No tengo idea si va a entender mejor estas cosas. Creo que es gente ágil y que tiene una noción de la economía, y hay un lado industrial, económico y comercial en todo este tema de la cultura. Yo supongo que eso lo pueden entender bien. El propio Piñera es muy rápido, yo creo que si tuviera esta misma conversación con él, entendería muy rápido. Pero tener una conversación con Piñera ahora, vaya usted a saber -dice riendo- cómo hay que hacerlo, es muy difícil. Así es que, no crea que me hago muchas ilusiones. Hay gente que me dice, "oye, deberías ser ministro de Cultura"; pero ni por nada, primero no sé nada de esas cosas, y segundo en qué minuto".

-¿Está de acuerdo con quienes creen que la cultura comenzó a concentrarse en ciertos círculos de poder?

"Yo creo una sola cosa: la cultura se desarrolla en forma individual. Yo escribo aquí en mi casa y leo todos los libros que puedo: qué tiene que ver eso con los círculos, con las becas. Los músicos funcionan más o menos así y los pintores pintan".

-¿Qué visión tiene usted de la injerencia del Estado en la cultura?

"Prefiero la siguiente situación: los escritores venden sus libros, los pintores venden sus cuadros, la gente asiste a los conciertos y a las obras de teatro, y todo se financia de la manera más privadamente posible y el Estado es un Estado subsidiario. Me parece que es la situación ideal, y es lo que se produce en los países de cultura: Alemania, Francia, Italia, España, Inglaterra".

-¿Qué perfil es mejor para un ministro de la Cultura, el de un intelectual o el de un buen gestor?

"Es complicado, porque tiene que ser un buen gestor, si no, no sirve para nada, pero un buen gestor que tenga noción de lo que significa la cultura. En seguida, yo considero que el ministro de Cultura no tiene verdadero rango: debería tener el poder de entrar a una reunión de gabinete y defender y pedir cosas por su ministerio. El Consejo de la Cultura no me parece, lo encuentro una solución híbrida. Si hubiera un ministro de Educación y Cultura, mejor".

"Bach por encuesta, imposible"

-¿Cómo evalúa usted el mecanismo de los fondos concursables?

"Quizás salga algo bueno de ahí, alguna película o algo, casi siempre salen puras becas, como decía".

-¿Qué piensa de lo que propuso Piñera, que los fondos se debían entregar mediante encuestas?

"Ahí se equivocó totalmente".

-Después se desdijo, pero a pesar de eso: ¿no teme que prime una visión mercantil o tecnócrata de la cultura?

"Esperemos que no. No creo que actuar por encuestas sea la forma. Si se hubiera actuado por encuesta en la historia de la cultura, ¿qué habría pasado?, no habría existido casi nada. Bach por encuesta, imposible. A Kafka lo habrían hundido las encuestas. La cultura hay que dejarla crecer y desarrollarse con naturalidad. Y hay que tener un cierto ojo para orientarla un poco".

-Usted ha hablado de las "resistencias sectarias" que deberá enfrentar Piñera. ¿Cuáles deberá encarar en el ámbito de la cultura?

"No sé si va a tener que enfrentar sectarismos o no. En la cultura hay siempre algunos sectores que resisten a todo, porque son ultras, que son enemigos de la Concertación y con Piñera van a ser peores. Le doy un caso sin nombrar a la persona: me invitaron a otro país junto con otro escritor chileno, súper izquierdista, y estábamos en una televisión. Le preguntaron: '¿Usted está de acuerdo con que Cuba es una dictadura?' 'Sí', contestó, 'Cuba es una dictadura y Chile también'. Después yo le dije: '¿Sabes lo que te pasaría ti y a mí si fuéramos cubanos y dijésemos en la televisión que nuestro país es una dictadura?, calcula lo que nos pasaría, a lo mejor no podríamos volver. ¿Qué te va a pasar a ti en Chile por haber dicho que Chile es una dictadura? Exactamente nada'. Piñera se va a encontrar con muchas cosas de ese tipo, pero en la medida que lo haga bien y que sus medidas puedan favorecer a sectores de la cultura chilena, la gente va a estar contenta".

-Carlos Peña dijo que el liberalismo de Vargas Llosa era incompatible con la derecha chilena.

"No me convenció esa columna. Además, hablaba muy mal de mí de una manera estúpida, porque decía que al lado de Vargas Llosa yo balbuceaba. Yo nunca he balbuceado al lado de Vargas Llosa, he estado en cincuenta mesas redondas con él y todo el tiempo se me acerca gente a decirme 'oiga, estuvo usted mejor que él, o él estuvo mejor'. Ése me pareció un insulto gratuito y tonto. Y lo que dijo Vargas Llosa es que estaba muy contento de que hubiera libertad económica y libertades públicas en Chile, y que Chile era un país realmente muy diferente de la Venezuela de Chávez. Eso fue el fondo de lo que dijo. Y en ese sentido no se equivocó y no había tanta incompatibilidad. Lo que pasa es que Peña es muy castigador, está encaramado encima de la Crítica de la razón pura".

-¿Ve una necesidad de una apertura en la derecha respecto al tema cultural?

"La derecha hace muchos años tiene poco que ver con la cultura. No creo que sea histórico, porque la derecha hizo el Museo de Bellas Artes, la Biblioteca Nacional en su tiempo. Un huaso rico, dueño de fundo, de finales del siglo XIX, era igual de bruto que uno de ahora, igual de ignorante, pero tenía un respeto instintivo por la cultura. Ese respeto se perdió y pasó a la izquierda. En la reunión con Vargas Llosa se habló de la relación de los escritores con el capitalismo. Fue muy dura al comienzo, a los escritores les iba mucho mejor con los reyes, si se portaban más o menos bien les daban pensiones vitalicias. En cambio, el capitalismo fue despiadado, pero después empezó a crearse una maquinaria editorial, comercial y finalmente en los países capitalistas los escritores hoy viven muy bien de su trabajo".

-¿Por qué cree que la derecha le perdió el respeto a la cultura?

"Porque creo que intuía que todos los escritores eran comunistas y que les iban a quitar los fundos, las acciones... Por ejemplo, sentía que las universidades eran focos de rebelión y cuando llegó Pinochet al poder puso rectores delegados en todos lados. Pero han pasado muchos años de la dictadura de Pinochet y creo que podemos aspirar a que exista la derecha civilizada".

-¿Es optimista respecto a la llegada de Piñera al Gobierno?

"Soy optimista".

Críticas y propuestas
Bicentenario

"Lo que creo es que en el primer Centenario se hicieron cosas muy tangibles, muy interesantes. Ahí se abrió la Estación Mapocho, la Biblioteca Nacional, el Museo de Bellas Artes. Y yo no veo qué se va a hacer ahora, realmente no lo veo. Fui a una reunión de la comisión Bicentenario y nos mostraron una película donde pasaban unas nubes, y no terminaban nunca de pasar las nubes, y nos decían que el espíritu del Bicentenario era no sé qué y después aparecían unos viejos como en mal estado, en una plaza de provincia, hablando cosas varias y después volvían a pasar nubes. Yo quedé horrorizado. Bueno, alguien había hecho esa peliculita y había que mostrarla, pero no sé, yo haría una cosa bien concreta y que quede".

Premios nacionales

"Respecto de la composición del jurado, lo ideal sería que los funcionarios deleguen su función, porque un ministro de Educación no tiene por qué saber de literatura. En seguida habría que pensar la posibilidad de que fuera un año con poeta y un año con novelista, pero no cada dos años, si no, se posterga mucho. Nos invitaron a conformar una comisión y a hacer propuestas sobre este tema; la comisión la presidió Gabriel Valdés y hubo una cantidad de propuestas, pero ahí quedaron. La comisionitis es cosa muy seria en este país. Entre otras cosas, propusimos que hubiera un seguimiento al premio; si se le da el Premio Nacional a un señor, se lo invitara a hacer un curso a la universidad dedicado a su obra. Que esta persona, que ha sido distinguida por algo, intervenga más en la educación y en la cultura del país".

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